Una vez que el especialista confirma el diagnóstico de un hijo o hija, lo primero que hacemos, la mayoría de los padres, es buscar información en internet. La pregunta más relevante a resolver entonces es saber qué es el Trastorno del Espectro Autista.
En ese momento nos damos cuenta que en internet existe mucha información y en ocasiones es abrumante tratar de entender y discriminar cual es la información que realmente nos sirve en esta primera etapa. Aquí se produce un hecho importante, porque normalmente esta búsqueda de información no es acompañada por la orientación de los especialista que hacen el diagnóstico, por lo tanto, en ocasiones los padres pueden terminar más confundidos y angustiados.
Por esta razón, quisimos a través de esta página web, brindar información respecto de lo que se entiende por Trastorno del Espectro Autista, pero considerando que somos padres con hijos que tienen esta condición y que hemos pasado por lo mismo.
Como primer consejo para buscar información, es dirigirse siempre a fuentes oficiales, en el cual las evidencias estén respaldadas por investigaciones científicas.
En América y, por tanto en Chile, los especialistas se orientan por el “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5” de la Asociación Americana de Psiquiatría. Este manual es una clasificación de los trastornos mentales con criterios asociados que se diseñó para facilitar un diagnóstico más fiable de estos trastornos. Con las ediciones sucesivas en los últimos 60 años, se ha convertido en una referencia habitual para la práctica clínica en el campo de la salud mental. Debido a esta razón, es que la información que leerás a continuación está basada en este manual diagnóstico.
Como paso inicial, para encontrar los criterios diagnósticos del TEA en este manual debemos dirigirnos a la sección II, Trastornos del Neurodesarrollo.
Los Trastornos del Neurodesarrollo son un grupo de afecciones con inicio en el periodo del desarrollo. Los trastornos se manifiestan normalmente de manera precoz en el desarrollo, a menudo antes de que el niño empiece la escuela primaria, y se caracterizan por un déficit del desarrollo que produce deficiencias del funcionamiento personal, social, académico u ocupacional. El rango de los déficits del desarrollo varía desde limitaciones muy especificas del aprendizaje o del control de las funciones ejecutivas hasta deficiencias globales de las habilidades sociales o de la inteligencia.
Los Trastornos del Neurodesarrollo concurren frecuentemente; por ejemplo, las personas con TEA a menudo tienen una discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual) y muchos niños con trastorno por déficit de atención/hiperactividad también tienen un trastorno específico del aprendizaje. Para algunos trastornos, la presentación clínica incluye síntomas por exceso, además de los debidos al déficit y al retraso en el alcance de los hitos esperados. Por ejemplo, el TEA se diagnostica solamente cuando los déficits característicos de la comunicación social están acompañados por comportamientos excesivamente repetitivos, por intereses restringidos y por la insistencia en la monotonía.
El TEA se caracteriza por déficits persistentes en la comunicación social y la interacción social en múltiples contextos, incluidos los déficits de la reciprocidad social, los comportamientos comunicativos no verbales usados para la interacción social y las habilidades para desarrollar, mantener y entender las relaciones. Además de los déficits de la comunicación social, el diagnostico del TEA requiere la presencia de patrones de comportamiento, intereses o actividades de tipo restrictivo o repetitivo. Como los síntomas cambian con el desarrollo y pueden enmascararse por mecanismos compensatorios, los criterios diagnósticos pueden cumplirse basándose en la información histórica, aunque la presentación actual tiene que causar un deterioro significativo.
Dentro del diagnostico del TEA, las características clínicas individuales se registran a través del uso de especificadores (con o sin déficit intelectual acompañante; con o sin deterioro del lenguaje acompañante; asociado a una afección médica/genética o ambiental/adquirida conocida; asociado a otro Trastorno del Neurodesarrollo, mental o del comportamiento), además de especificadores que describen los síntomas autistas (edad de la primera preocupación; con o sin perdida de habilidades establecidas; gravedad). Estos especificadores ofrecen a los clínicos la oportunidad de individualizar el diagnóstico y de comunicar una descripción clínica más detallada de los individuos afectados. Por ejemplo, muchos individuos previamente diagnosticados con Trastorno de Asperger ahora recibirían un diagnóstico de TEA sin deterioro intelectual ni del lenguaje.