Su primera vez en el cine….
Vicente desde muy pequeñito disfrutaba de manera grandiosa las películas infantiles que iban saliendo, y no solo le gustaba verlas, sino además se aprendía sus personajes, se sabía la historia a veces encontraba “errores en las escenas” e incluso hacía deducciones de las situaciones que en la película pasaban.
Debido a tal entusiasmo decidimos llevarlo al cine. Así, cuando le propusimos la idea, él contó cada segundo que faltaba para que llegara el gran día… y llegó!! Fuimos al cine.
En la fila de espera para entrar estaba feliz y ansioso… obviamente compramos palomitas y su bebida favorita, lo que convertía esta experiencia en algo perfecto y espectacular….avanzó la fila, entramos a la sala, buscamos nuestros asientos y Vice se reía solo, no podía creer el tamaño de la pantalla y de lo que vería próximamente.
Se apagaron las luces, se encendió la pantalla con ese color profundo y la música fuerte, Vicente se asustó mucho, se tapó sus oídos con sus manos y ya no era la experiencia perfecta, quería salir de ahí, pero no quería dejar de ver la película, comenzó a llorar de frustración porque quería estar ahí pero el ruido no se lo permitía, así es que nos tuvimos que ir. Su decepción en el camino fue inmensa, estaba como enojado con el mismo por “no haber podido soportar el ruido”.
Al llegar a casa, hablamos con él, le explicamos que a muchas personas le pasa lo mismo con los ruidos fuertes, incluso “armamos” historias que fueran creíbles para él, en las cuales a un niño conocido le pasaba lo mismo y que luego había superado lo sucedido, etc; pero su decepción había sido tan grande que nada lo convencía; tal vez ya no se “culpaba”, pero sentía que nunca más podría ir al cine. Obviamente como padres tratábamos de que eso cambiara, pero no era tan fácil, ya que con su poder de análisis y experticia en películas se anteponía a situaciones complejas, decía por ejemplo…. Es que cuando llegue la parte en que se encuentran los personajes con sus enemigos va a estallar y ese ruido será insoportable para mí…. Esto nos hacía la situación un poco más difícil ya que “el anticipar” nos estaba jugando un poco en contra, por decirlo de alguna manera.
Hasta que se nos ocurrió que para él lo bueno o distinto de la experiencia del cine pasaba más por lo visual que por lo auditivo, entonces nos conseguimos una película que estuvieran dando en el cine, y la vimos en casa. Creemos que Vicente la vio más de 10 veces, por lo que casi se la sabía de memoria, entonces luego fuimos al cine, pero con tapones para el ruido, ya que la idea era que pudiera disfrutar de las imágenes en tamaño XXL, de los colores, etc. y que el ruido no fuera impedimento para estar ahí y como ya se “sabía los diálogos” el escuchar no era imprescindible.
Nuevamente Vicente contaba los segundos para poder ir, y esta vez nosotros también…. Ya que era nuestra gran apuesta, intentábamos ocultar nuestro nerviosismo, ya que sabíamos que si no resultaba, sería una caída doble para nuestro hijo, nuevamente en la fila, compramos palomitas y su bebida favorita, Vice con una carita de “esperanza y felicidad” y yo como papá sólo pidiendo que esta gran idea no se transformara en algo que lo hiciera no creer en que las cosas tienen solución, ya que finalmente ese era el mensaje, “todo tiene una forma distinta a las ya conocidas que pueden funcionar igual de bien…” y entramos a la sala, buscamos nuestros asientos, Vice rápidamente se puso los tapones y se reía porque jugábamos a hablar para ver si me escuchaba lo que le decía, hasta que empezó la película y si resulto!!!!
Vicente disfrutó, se rió, se re encantó consigo mismo, porque se dio cuenta que se había atrevido a probar algo y lo había logrado, creo que esto último fue nuestro trampolín para lograr muchas cosas más con el correr de los días. Pero estábamos claros que no siempre podríamos conseguir las películas para repetir la historia, pero como él ya lo había logrado con tapones, se nos ocurrió ahora usar audífono de celular, ya que estos le amortiguarían el ruido pero le permitirían escuchar.
Esta vez la espera fue con más confianza y sin nerviosismo, ya que tanto él como nosotros, como padres, nos habíamos dado cuenta que “las alternativas” a lo común eran un súper apoyo y completamente logrables.
Llegamos a nuestra tercera ida al cine, y si bien al momento de entrar Vice se puso un poco nervioso, “por si no resultaba”, rápidamente el entusiasmo por ver esta película nueva fue más que su nerviosismo y entonces pudimos decir etapa superada!!!
Nosotros como padres estábamos muy, muy felices, pero creíamos que Vice podría un poquito más, así que fuimos nuevamente al cine, buscamos una película que creíamos no sería “con tantos estallidos” y nuevamente llevamos los audífonos, Vice se los puso y cuando comenzó la película le comencé a hacer preguntas, lo que lo obligó a sacarse un audífono, me escuchaba, respondía y se lo volvía a poner, dejaba pasar unos minutos y nuevamente le hacía otra pregunta, la dinámica con el audífono era la misma, hasta que en la pregunta N° 10 más o menos, él mismo me dijo; mejor no me voy a poner este audífono para poder contestarte las preguntas de lo que no entiendes de la película, yo no podía más de la felicidad… ya estábamos sólo con un oído tapado!!!
Así llegamos a una nueva película y ¿qué creen que paso? Antes de salir de casa Vicente dice: no llevaré audífonos porque la mamá me hace muchas preguntas!!!! Y desde aquel día padres e hijo disfrutamos de nuestras idas al cine desde que anuncian un estreno, Vicente se atrevió a probar!!! …. Vicente lo logró!!!! …. Vicente tenía una razón más en su vida para ser feliz!.
¡¡¡¡Hoy Vice tiene 11 años y quiere ser director de cine!!!!